Posverdad en la Comunicación de Crisis

 


Posverdad en la Comunicación de CrisisEn medio del caos, ¿a quién le creemos? Durante el terremoto de 2017 en México circularon varios audios en redes
sociales, sobre todo en WhatsApp que alertaban sobre réplicas, edificios por colapsar y hasta presuntas advertencias
del gobierno que nunca existieron. La incertidumbre y el desconcierto fueron el escenario perfecto para que la
desinformación se propagara más rápido que los boletines oficiales. Este fenómeno tiene por nombre: posverdad; y
se refiere a la distorsión de hechos donde las creencias personales pesan más que la realidad comprobable. En
contextos de crisis, la verdad suele pasar a segundo plano, y queda atrapada entre rumores
virales y narrativas manipuladas. Es por eso que entender cómo funciona la posverdad en estos momentos es
clave para recuperar la credibilidad en la información, y sobre todo, para resguardar a la sociedad de los efectos
secundarios de la mentira. 

CONTEXTO Y DEFINICIÓN 

Previamente, en uno de nuestros reportajes, se habló sobre la posverdad en un contexto más general y de cómo puede

estar transformando nuestra percepción de la realidad. Esta vez nos adentraremos más en un subtema que es de suma

delicadeza: el papel que tiene este fenómeno durante las crisis colectivas. 

Durante crisis como la pandemia de COVID-19, el terremoto de 2017 o casos de feminicidios que cada vez

frecuentan más en el país, lo que las personas buscan es una respuesta inmediata, algo que les explique concretamente

qué está pasando, cómo y por qué, algo que los haga sentir mejor entre el caos. Es aquí donde la posverdad tiene un

campo para prosperar, pues entre tanta información en redes que apela a las emociones, las personas no sólo tienen

acceso a un sinfín de contenidos manipuladores, sino que también se han convertido en generadoras de los mismos,

desdibujando las líneas entre lo que es verdad o una mentira, haciendo que sea sumamente complicado identificar las

fuentes verídicas en un mar de fake news generadas por la crisis. 

Esto representa un grave peligro para la sociedad, ya que entonces la posverdad no se queda meramente en una

publicación, sino que adquiere poder político, social y psicológico.


Aquí te dejamos una infografía en donde puedes ver un poco más acerca del tema.




infografía posverdad de Axxegolol22x X 3. 

LA POSVERDAD EN PANDEMIAS 
Por otro lado, no es un secreto que durante las pandemias, la urgencia de información clara y precisa se convirtió en una necesidad colectiva. No obstante, en contextos marcados por el miedo y la incertidumbre, la posverdad se posiciona como una amenaza silenciosa. El caso más famoso y representativo fue la pandemia por COVID-19, donde la desinformación y las fake news se propagaron con la misma velocidad que el virus. Por otra parte, también llegaron a existir teorías que negaban la existencia del SARS-CoV-2, y comenzaron a mencionarse falsas curas con dióxido de cloro o ivermectina. Las redes sociales se llenaron de contenidos que apelaban a las emociones y creencias que a la evidencia científica. La desconfianza hacia las vacunas fue otro aspecto crítico, ya que en lugar de valorarse como herramientas de salud pública, se convirtieron en blanco de teorías conspirativas. Las personas comenzaron a creer que tenían chips implantados, que contenían modificaciones genéticas o intereses económicos ocultos. Sorprendentemente esta narrativa fue impulsada por figuras públicas, influencers y hasta por políticos antivacunas que, bajo discursos de libertad, alimentaron la duda y el rechazo. En países con gobiernos populistas, como Brasil con Jair Bolsonaro o Estados Unidos bajo el mandato de Donald Trump, la minimización del riesgo y la promoción de tratamientos no comprobados empeoraron la crisis sanitaria y comunicacional. Incluso en emergencias posteriores, como el brote de viruela del mono en 2022, volvieron a circular rumores que vinculaban la enfermedad con ciertos grupos sociales o que aseguraban que era una “nueva excusa” para controlar a la población. En este caso, la posverdad no solo complica la gestión de las pandemias, sino que pone en riesgo la vida de millones al debilitar la confianza en la ciencia, las instituciones y los medios de comunicación. Frente a esta realidad, fortalecer la alfabetización mediática y la comunicación de crisis se vuelve urgente y necesario para poder lograr una mejora en la circulación de contenido falso y en cómo lograr saber distinguirlo.

Aquí te dejamos un video en donde puedes ver el caso de las fakes news en la pandemia del COVID 19. 



EN DESASTRES NATURALES 

Ahora bien, hablando en contextos de desastres naturales, como sismos, huracanes o erupciones volcánicas, la necesidad de información inmediata suele abrir paso al caos informativo casi en todas estas situaciones. La posverdad, alimentada por el miedo y la desconfianza es muy peligrosa. Un ejemplo de esto es el caso mencionado al inicio de este reportaje, en donde después del sismo del 19 de septiembre de 2017 en México, comenzaron a circular mensajes de WhatsApp que advertían sobre un “sismo aún más fuerte” supuestamente predicho por expertos o “confirmado” por la NASA. Estas alertas falsas, generaron pánico colectivo y entorpecieron la labor de las autoridades, lo terminó en un retraso de actividades y una crisis colectiva. 

Asimismo, la difusión de videos manipulados o sacados de contexto contribuye a aumentar la sensación de pánico. Algo que se realiza muy seguido dentro de estas situaciones, es compartir imágenes de desastres ocurridos en otros países o años anteriores se divulgan como si fueran actuales, lo que confunde a la población y genera una respuesta emocional intensa. Este tipo de contenido suele viralizarse rápidamente, pues apela a la necesidad de advertir o proteger a los demás, aunque la información no esté verificada.

La posverdad en casos de desastres naturales no sólo obstaculiza la toma de decisiones racionales, sino que también satura los canales oficiales de comunicación, haciendo más difícil que los mensajes reales lleguen a tiempo. En momentos donde cada segundo cuenta, la desinformación puede convertirse en una amenaza tan peligrosa como el desastre mismo. Promover una cultura de verificación y fortalecer los sistemas de comunicación de emergencia son pasos clave para enfrentar esta problemática.

VIOLENCIA SOCIAL Y POLÍTICA 

Tristemente otro de los ámbitos donde la posverdad surge en niveles exorbitantes es en los contextos sociales y políticos.

En escenarios como protestas, represión, narcoviolencia, desapariciones forzadas o conflictos políticos, la posverdad juega un papel importante en la distorsión intencional de información para proteger intereses, silenciar voces o manipular a la opinión pública para el beneficio de ciertas personas.

Un ejemplo de esto son las marchas del 8M, que se han visto negativamente afectadas por este fenómeno en redes. (poner posts en contra de las marchas). Un movimiento que se supone que lucha por la mujer, terminó siendo manchado, distorsionado y reducido a un “show”, desacreditando los logros, generando polarización entre hombres y mujeres, y generando odio, repulsión y más caos. Pero esto es algo que no se queda únicamente en redes sociales, es algo que escala a la política. El ex-presidente Andrés Manuel López Obrador, “ha minimizado repetidamente el movimiento de protestas o acusado a los grupos feministas de tener motivaciones políticas.” (Abi-Habib y López, 2021). Esto deja en claro que hay ciertas motivaciones detrás de comentarios como esos que afectan directamente el gobierno. Como se mencionó en el anterior reportaje, el ex-presidente es un personaje recurrente en la posverdad, pues otro ejemplo donde se vio la necesidad de proteger intereses fue cuando denunciaron a Félix Salgado Macedonio por violación, y lejos de deslindarse, López Obrador le restó importancia al testimonio de la víctima y simplemente dijo que en tiempos de elecciones “hay acusaciones de todo tipo”.

Asimismo, en casos como la denuncia contra Félix Salgado Macedonio, en lugar de actuar con responsabilidad, el mandatario restó importancia al testimonio y declaró que “en tiempos de elecciones hay acusaciones de todo tipo”, sugiriendo que todo era parte de una estrategia política, lo que alimentó nuevamente falsas noticias y generó crisis y ruido en la sociedad. 

Además, se ha documentado el uso de ejércitos de bots y campañas de desinformación en Twitter y Facebook, las cuales buscan exagerar o negar hechos clave según la conveniencia de actores políticos, manipulando así la percepción pública.

A continuación te presentamos un caso que conmocionó a todo México y que, desafortunadamente, es otro de los casos donde la posverdad encontró un lugar para crecer, tanto en la sociedad, como en la política: el caso de Debanhi Escobar.



Línea del tiempo - Caso Debanhi Escobar

NUEVAS TECNOLOGÍAS Y DEEPFAKES EN LA DESINFORMACIÓN

Con el avance de la tecnología y particularmente la inteligencia artificial, la posverdad encontró un nuevo aliado. Hoy en día estas herramientas se han vuelto un arma de doble filo, pues a pesar de que ha ayudado en múltiples ámbitos, también ha afectado en otros, tal como es el caso de los deepfakes.

“Los deepfakes son videos, imágenes o audios generados por inteligencia artificial que imitan la apariencia y voz de una persona con tal precisión que pueden engañar tanto a las personas como a los algoritmos.” (Seon, s.f.)

Este tipo de contenidos se han vuelto sumamente populares y controversiales ya que se han vuelto cada vez más realistas y accesibles.

Durante situaciones de crisis, estas herramientas pueden tener consecuencias devastadoras, .Un video manipulado que muestre a un presidente declarando un estado de guerra, una grabación falsa de una explosión, o una imagen alterada de una autoridad en una situación comprometedora, pueden generar caos y pánico inmediato, debido a que, como hemos visto antes, estos contenidos apelan a las emociones de miedo para generar viralización rápida. Lo grave es que para cuando se desmiente el contenido, ya ha circulado millones de veces.

En este entorno, el desafío no sólo es tecnológico, sino ético y comunicativo: ¿cómo garantizar el derecho a la información cuando ya no podemos confiar ni en lo que vemos con nuestros propios ojos?

La posverdad, reforzada por la inteligencia artificial mal empleada, amenaza con erosionar aún más el espacio de lo verificable.



POSVERDAD EN CRISIS CLIMÁTICA 

La posverdad en la crisis climática se manifiesta a través de la negación del cambio climático, impulsada por intereses económicos y políticos. A pesar de la sólida evidencia científica, ciertos sectores han promovido dudas sobre la veracidad del calentamiento global, retrasando medidas urgentes para abordar la problemática. Grandes corporaciones relacionadas con la industria de los combustibles fósiles han financiado campañas de desinformación para minimizar su responsabilidad en la emisión de gases de efecto invernadero, mientras que algunos gobiernos han utilizado discursos ambiguos para evitar compromisos firmes en políticas ambientales.


La manipulación de información es una estrategia frecuente para minimizar los riesgos del cambio climático y desviar responsabilidades. Algunos actores han presentado datos sesgados o han magnificado incertidumbres científicas para generar escepticismo en la población. Esto afecta directamente la percepción ciudadana, haciendo que sectores de la sociedad subestimen la gravedad del problema o incluso crean que es una exageración. Como resultado, la presión para implementar regulaciones estrictas disminuye, beneficiando a quienes lucran con prácticas contaminantes.


El impacto de la posverdad en las políticas públicas es significativo. La desinformación ha permitido que algunos gobiernos reduzcan la prioridad del cambio climático en sus agendas, pospongan compromisos internacionales o recorten fondos destinados a programas de sostenibilidad. Esto limita la capacidad de respuesta ante crisis ambientales y dificulta la transición hacia modelos de producción y consumo más responsables.


Combatir la posverdad en la crisis climática requiere fortalecer la educación ambiental, fomentar el acceso a información verificada y promover la transparencia en los debates públicos. La divulgación científica y la regulación de la desinformación pueden contribuir a generar conciencia sobre la urgencia del problema y la necesidad de implementar soluciones efectivas.



POSVERDAD EN CRISIS MIGRATORIAS 

La posverdad en las crisis migratorias se manifiesta a través de narrativas que criminalizan a los migrantes con información falsa o exagerada. En muchos casos, los discursos políticos y mediáticos presentan a los migrantes como una amenaza para la seguridad, la economía o la identidad cultural de los países receptores. Estas narrativas suelen asociar la migración con el aumento de la delincuencia, el desempleo o la sobrecarga de los servicios públicos, aunque los datos reales no respalden estas afirmaciones.


Uno de los ejemplos más comunes de desinformación en crisis migratorias son los rumores sobre caravanas de migrantes supuestamente "financiadas" por actores externos con fines políticos. Se ha difundido la idea de que estas movilizaciones son organizadas para desestabilizar gobiernos o influir en procesos electorales, cuando en realidad responden a condiciones de pobreza, violencia y falta de oportunidades en los países de origen. Este tipo de manipulación busca generar miedo y rechazo en la población, afectando la percepción pública sobre los migrantes.

La posverdad también influye en la xenofobia y en las decisiones políticas. La difusión de información tergiversada sobre la migración puede fortalecer discursos nacionalistas y justificar políticas restrictivas, como el endurecimiento de controles fronterizos, la reducción de derechos para los migrantes o la implementación de medidas de deportación masiva. Además, los medios de comunicación juegan un papel clave en la construcción de estas narrativas, ya que la manera en que presentan la migración puede reforzar estereotipos negativos o, por el contrario, promover una visión más equilibrada y basada en datos reales.


Combatir la posverdad en las crisis migratorias requiere un esfuerzo conjunto entre medios de comunicación, instituciones educativas y organizaciones de derechos humanos. La difusión de información verificada y el análisis crítico de los discursos políticos pueden ayudar a contrarrestar la desinformación y fomentar una percepción más justa y basada en la realidad sobre la migración.  



Escucha nuestra playlist de la posverdad y su impacto social.

CONSECUENCIAS DE LA POSVERDAD 

La posverdad tiene consecuencias profundas en la sociedad, afectando la manera en que las personas perciben la realidad y toman decisiones.  


Uno de los efectos más evidentes es la polarización. La difusión de información manipulada refuerza posturas extremas, dividiendo a la sociedad en grupos con opiniones irreconciliables. Esto dificulta el diálogo y la construcción de consensos, ya que cada grupo se aferra a su propia versión de los hechos sin considerar otras perspectivas. La polarización se ve alimentada por el uso de redes sociales y medios de comunicación que favorecen la difusión de contenido alineado con las creencias de los usuarios, creando burbujas informativas donde solo se refuerzan ideas preexistentes.  


Otra consecuencia importante es la pérdida de confianza en los medios de comunicación y los gobiernos. La constante exposición a noticias falsas y discursos engañosos genera desconfianza en las instituciones, debilitando la credibilidad de los medios de comunicación y los gobiernos. Cuando la sociedad percibe que la información es manipulada con fines políticos o económicos, se incrementa el escepticismo y la dificultad para distinguir entre hechos reales y narrativas construidas. Esto puede llevar a una crisis de legitimidad en las instituciones democráticas, afectando la gobernabilidad y la estabilidad social.  


La posverdad también dificulta la toma de decisiones colectivas. Cuando la información es manipulada, la sociedad enfrenta obstáculos para tomar decisiones informadas sobre temas clave como el cambio climático, la migración o la salud pública. La falta de datos objetivos y la proliferación de discursos emocionales pueden generar confusión y desorientación, impidiendo que se adopten medidas efectivas para resolver problemas urgentes. En muchos casos, la desinformación se utiliza como herramienta para retrasar o bloquear políticas que podrían afectar intereses económicos o políticos.  


Otro aspecto relevante es la existencia de agendas ocultas. La posverdad permite que ciertos actores políticos o económicos impongan narrativas que favorecen sus intereses, desviando la atención de problemas reales y manipulando la opinión pública. A través de la distorsión de hechos y la exageración de ciertos temas, se puede influir en la percepción de la sociedad y en la dirección de los debates públicos. Esto se observa en campañas políticas donde se utilizan estrategias de desinformación para desacreditar a adversarios o para justificar decisiones controvertidas.  


Finalmente, la manipulación es una de las consecuencias más preocupantes de la posverdad. La distorsión de hechos y la apelación a emociones en lugar de datos objetivos facilitan la manipulación de la sociedad, afectando elecciones, políticas públicas y la percepción de la realidad. La manipulación puede ser utilizada para generar miedo, odio o desconfianza, influyendo en el comportamiento de las personas y en sus decisiones. En un contexto donde la información es fácilmente manipulable, la capacidad de discernir entre verdad y mentira se vuelve cada vez más difícil, lo que puede tener efectos negativos en la cohesión social y en la estabilidad política.  


Combatir la posverdad requiere fortalecer la educación crítica, fomentar el acceso a información verificada y promover la transparencia en los debates públicos. La divulgación científica y la regulación de la desinformación pueden contribuir a generar conciencia sobre la urgencia del problema y la necesidad de implementar soluciones efectivas. Sin embargo, el desafío persiste, ya que algunos sectores continúan promoviendo narrativas que cuestionan la necesidad de cambiar los modelos de producción y consumo que contribuyen al deterioro ambiental y social.  


Te invitamos a escuchar nuestro audiodocumental "¿Por qué compartimos mentiras?", para saber más sobre las razones ocultas detrás de la posverdad.


CONCLUSIÓN

Para enfrentar el impacto de la posverdad, es fundamental que los ciudadanos adoptemos un papel activo en la defensa de la verdad y en la construcción de una sociedad informada. Uno de los aspectos clave es la educación mediática, que permite desarrollar un pensamiento crítico frente a la información que consumimos. Es importante aprender a cuestionar fuentes y no dejarse influenciar por titulares alarmistas o desinformación viral. La alfabetización digital juega un papel esencial en este proceso, ayudando a distinguir entre información verificable y manipulaciones destinadas a influir en la opinión pública.  


El periodismo ético también es un pilar fundamental en la lucha contra la posverdad. Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de proporcionar información precisa, basada en hechos y libre de intereses políticos o económicos que busquen distorsionar la realidad. Apoyar el periodismo responsable, que prioriza la investigación rigurosa y la transparencia, es clave para fortalecer la confianza en la información y reducir el impacto de la desinformación.  


Como ciudadanos, tenemos el poder de contribuir activamente a la verificación de datos. Antes de compartir contenido en redes sociales o difundir información, es esencial asegurarnos de que provenga de fuentes confiables y verificar su autenticidad. La difusión de noticias falsas puede reforzar narrativas engañosas y profundizar la polarización social, por lo que la responsabilidad individual en el consumo y distribución de información es crucial.  


Promover el diálogo basado en información verificada, exigir transparencia y fortalecer la educación informativa son pasos esenciales hacia una ciudadanía más preparada para enfrentar los desafíos de la era digital.  



Referencias:

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